Bullas, entre rocas y vinos

     La @ más antigua de la Región está en Bullas. 

     No la inventaron allí, pero poco les faltó. Llevan milenios haciendo @, pero de vino. 

     Como saben ustedes, la @ es el dígito-icono de la era 2.0, pero antes de eso, era una medida. Pues bien, la @ más antigua de la Región de Murcia está en Bullas, vamos, no creo que haya otra representación pictórica más antigua. Está en el Museo del Vino bullense, ubicado en una antigua bodega local del siglo XIX.

    En las paredes del sótano, donde se apilaban las tinajas de vino, en las paredes, se anotaban las cantidades, allí aún se pueden ver números y la famosa arroba, resaltada en la foto siguiente.

 

En el centro se puede leer "134 @"

El paso del tiempo le ha hecho que el rabito le crezca, rodeando la a.

     Bullas es un pueblecito feroz. A Bullas hay que ir por su vino, de gran personalidad. Si no te gusta el vino, puedes ir por su Historia. Si no te gusta la Historia, te lo tiene que mirar un médico.

    Tienen organizada una Ruta del Vino, que es una maravillosa excusa para meter en el coche a tu familia, a tu pareja o a tu madre y tirar para el pueblo. Porque un pueblo que tiene su propia Denominación de Origen de Vino, es una población que tiene carácter. Llevan más de dos milenios haciéndolo, sí sabrán de eso. Y ahora es época de vendimia. Tinto y en botella...

     El Museo del Vino es también una mirada al pasado regional, a la importancia de la romanización en nuestra región, al florecimiento y mantenimiento de una industria, al vitivinícola, gastronómica y complejísima, fruto de la unión del hombre y la naturaleza. El Museo se compone de varias etapas-estancias, pasando por un audiovisual con maqueta a pasear por una antigua bodega. Bastante completo. Hay que pagar entrada, 3 euricos de nada, y los merece. Seguro que luego salen ustedes de la Región y pagan lo que sea por entrar a un museo de mierda. Lo digo porque lo he hecho. Y aquí tenemos cosas muy buenas. En el sótano-bodega, como digo, se puede contemplar la famosa @. 

     Mi única crítica es que el Museo tiene mucho panel informativo, mucha letra. Es para echarle un ratico. Al final del itinerario hay una tienda y una oficina de turismo.

     El caso es que después uno sale del Museo como toro embravecido sólo pensando en una cosa. Tomarte un vino, o dos. Yo recomiendo Las Reñas, pero hay otros también muy buenos.

    Y cuando te los tomas, saboreas un caldo estupendo, pero también una lección de historia, un pedacito de nuestra murcianía. Luego hay mucho para hacer y ver, pero, encarecidamente, vaya usted a preguntar por la calle Peseta, junto a la Calle Fatiga. Anden por esas callejuelas del casco histórico. Entiendan por qué esa calle se llama Fatiga. Pero sobre todo, observen los cimientos de las casas. Allí verán centenarios sillares de piedra, base del antiguo castillo que hubo en la villa. El ser humano tiene un infinito poder de adaptación y superación, sea para la crisis actual o para reutilizar las rocas.

     Si no están para conducir y no son frioleros, acérquense al Salto del Usero, y remójense, con un par.

     Disfruten de lo que tenemos. Que es mucho.