miércoles, 12 de septiembre de 2012

Dilapidando nuestro futuro por abandonar el pasado

    Esto es Qalat-Rabat Calatrava la Vieja la antigua ciudad musulmana, situada en mitad de La Mancha (Ciudad Real). Enclave estratégido entre el centro peninsular y el Sur, puesto clave en la Reconquista hacia al-Andalus. Hasta ahora, este castillo-yacimiento, junto con el de Alarcos (lugar donde tuvo escenario una importante batalla en 1195) eran dos monumentos gestionados por una misma empresa. Pagabas 5 euros y tenías derecho a visitar cada castillo con guía. Una de las amables guías nos confesó, a mediados de agosto, que el 9 de septiembre se iban a la calle. Que no continuaban porque se acababa el contrato con Castilla - La Mancha, algo que de lo que se hicieron eco algunos medios como Lanza digital La preocupación de los guías era por un lado por su futuro laboral, a la puta calle, y por otro por el bien del yacimiento, puesto que nadie iba a cuidarlo, nadie iba a mantenerlo para enseñarlo a los turistas, con la consiguiente destrucción lenta pero inexorable por abandono (esos matojos que trae la escas lluvia en forma de semillas, que anidan entre las rocas, que crecen separando unas de otras y modificando los estratos del suelo)
    Al volver a Murcia, me dolía esta situación. Visitar esos castillos en mitad de La Mancha es volver a la época medieval, pisar las piedras por las que anduvieron los mismos monjes soldados de la Orden de Calatrava que repartieron espadazos y sufrieron cimitarrazos. Es conocer cómo fuimos para saber por qué somos como somos. Invertir en Historia, además, es futuro, es turismo, es actividad económica.
    Lo que no sabía, es que antes del día 9, cuando los guías se quedarían sin empleo, yo me iba a quedar sin el mío. Ahora la cosa me duele el doble.

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