Ya lo dijo el rector José Antonio Cobacho en declaraciones a la prensa. No pidió presencia policial
porque un acto universitario que necesite de las fuerzas de seguridad del
Estado es contrario a la libertad intrínseca que conlleva la palabra universitario.
Sitúense. Viernes 21 de
septiembre de 2012. Esta mañana. 11:30 horas. Acto de apertura del Curso
Universitario. El denominado Comité de Resistencia contra los Recortes en la Educación Superior
protesta ante las autoridades que se han dado cita.
Algunos individuos, mediante
el uso de la fuerza, superando a las mínimas medidas de seguridad propias de la Universidad, acceden
al recinto del acto, ocupando el escenario e impidiendo el acto, incluyendo la
lección magistral del profesor de Informática Sebastián Ferrer, culpa tendría
el pobre maestro, para una vez que iba a lucirse.
Repito. El rector Cobacho no
pidió presencia policial porque eso sería triste
Pero, ¿por qué no estaba allí
de motu propio la Policía?
¿Acaso no podían saber que, en el actual clima de agitación (dijo agitación que
no violencia ni subversión, que todo se andará), y ante la consabida presencia
de autoridades políticas y universitarias podía liarse parda?
La respuesta es, según fuentes
de la Jefatura
Superior de Murcia, que, salvo casos de alteraciones muy
graves del orden (léase atentados contra la vida), las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado no tienen competencia en los recintos universitarios. ¿Por
qué? Pues porque son lugares autónomos, son como embajadas del conocimiento y
la libertad dentro de un país, y el máximo responsable y garante de todo ello, incluida
la seguridad es el Rector. Si éste solicita ayuda de fuera, vale, sino, que la
libertad de cátedra, recogida en la Constitución en el artículo 20, defienda el orden Público.
Venceréis, pero no convenceréis,
dijo d. Miguel de Unamuno a Millán Astray en 1936.
Personalmente, creo, entiendo
y estoy sufriendo está maldita época de recortes. Protestar es el último
reducto de dignidad y rebeldía que nos queda. Hay que hacerlo, siendo
originales y llamativos, pero no violentos.
Protestas sí, invasiones no.
De lo contrario, la
convivencia de la sociedad se deteriorará hasta límites belicosos, corrosivos
para la moral de una población.
O no, puede que haya llegado
ya el momento de rebasar las líneas rojas y cambiar el sistema, no desde
dentro, sino tirándolo abajo. Creo que todavía no. Todavía.
Entretanto, el consejero del
ramo, Constantino Sotoca, afirmó desde el Palacio de San Esteban que con estas
actuaciones, no adelantamos nada, que hay que dejar que la Universidad siga su
funcionamiento, ya que la
Universidad es un lugar de libertad.
Para quien pueda pagarla,
claro.
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